sábado, 14 de abril de 2012

El DESEO DE LA LUZ


HERNANDO SOCARRAS


(Bogotá, 1945).Adoptado por varias ciudades de la costa atlántica vive actualmente exiliada en una finca cercana a Cartagena de Indias. Autor de Un solo aquello (1980), Trapecios (1981), Piel imagina (1987), Sin manos de atar (1989), Que la tierra te sea leve (1992), Cántico hechizo (1992) y de una antología de su obra titulada Poemas (1994) Hernando Socarrás es otro de nuestros invitados al Conjuro Capital de Común Presencia, con el apoyo de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, que será lanzado dentro de la colección internacional de literatura Los Conjurados.

A la sombra de los espejos nos es dado escribir. Leer poesía. Dudar del tiempo y de los signos que alertan su misterioso contenido.

Los innumerables asuntos de lo poético, como la voz de un río, el diálogo de las semillas, el tacto sobre los organismos que exaltan la voz, la paciencia de cada rito vegetal, el pie, el ojo en formación, la lluvia o los excesos del mar, van y vienen entre nuestras manos y a través del lenguaje se apresuran y hacen parte de nuestra propia inclinación.

La aparición de las palabras y sus sensibles componentes hacen una casa suficiente en la  ESTACIÓN DEL INSTANTE. Libro bello y solitario del poeta MIGUEL TORRES PEREIRA.

Whitman decía que “...no se trata de agarrar el lenguaje por el cuello y obligarlo a producir hermosos resultados. Yo no quiero hermosos resultados, quiero resultados, honestos resultados, expresión, expresión”.

Escribimos por la necesidad de comparar la vida con lo que pudiéramos sentir a cambio de los sueños o de la interpretación movible de esos sueños, que hacen la trayectoria del poeta en el círculo misterioso de la poesía.
Trabajo de expresión. Honesta. Vigorosa. Decidida expresión.

Expresión de las presencias que somos y no somos; signos y figuras -con su historia- en la elusiva nitidez de los ojos; voces que no escuchan; voces sonoras, sin espejo y el muriente ajeno donde se enlazan, silenciosos, los hilos que trabajan el poder de las palabras y el silencio que es atracción, lugar, deseo.

Pero igual permanecen los hechos y las cosas. Permanece conmovida la dulce imaginación. El puente equivocado. La luna ajena.

Todo lo nombramos y hasta lo repetimos.
Instantes de duración personal que permiten órganos despiertos dentro de nosotros. Mueven las manos entre nuestros dedos. Escriben así.

Hay la comprobación del agua para la sed y de la luz, para la sabiduría de un ojo. Pero el poeta sabe que la luz ve. Es la que se asoma desde nuestro pensamiento y recogiendo la ansiedad carnal, se acomoda lentamente en la experiencia de nuestros sentidos.

Seguramente la poesía nos ocurre muy cerca a la desesperación y el sensible material nos deja y continúa. TORRES PEREIRA es el poeta. Hace acuerdos con la quietud:

...la intimidad de la piedra
me ofrecía su espíritu...

Hace acuerdos con el tiempo y con la luz de la que se hace responsable:

Detuve mi partida por creerle a la luz.

Supe del resplandor que bebió la luciérnaga...

El poeta es su complaciente benefactor:

Sobre este instante altísimo todo lo entiendo...

Pero toda poesía es riesgo y laberinto o es respiración y asunto poderoso de la lengua que mueve el azar... mueve los deberes del tiempo.

MIGUEL TORRES compone y arma una medida del silencioso interior que ha de salir con un pretendido encargo. Ser poesía. A pesar de las trampas reservadas, ser poesía.

Y así se atreve:

...no quiero una muerte más
Con mi nacimiento es demasiado.

El carácter grave y la agudeza en la determinación permiten que la memoria convoque los dones entregados al poeta MIGUEL TORRES PEREIRA. Observador minucioso de lo suyo y del contacto con las disposiciones del día.

Amar el texto. Saberlo necesario y en su probable estabilidad jugar el paciente ajedrez de la escritura.


Hay tanta sombra derramada
                                      En el revés de los espejos
Navegamos nuestra propia negación...


Una fuente atrás queda reservada para merecer su poesía y agradecer su nítido insomnio que retorna. Ha mirado y ha escrito por nosotros. Su poesía nos pertenece y nos acoge hasta que:

...la tierra me sea leve.



Hernando Socarrás
Cartagena, Febrero de 2012


Jaime Arturo Martinez,Eparquio Vega, Alvaro Delgado,Miguel Torres Pereira, Argemiro Menco

  
Salomon Verhels, Argemiro Menco, Jaime Arturo Martinez, Hernando Socarràs, Miguel Torres Pereira, Eparquio Vega


Hernando Socarras, Jaime Arturo Martinez; Eparquio Vega Miguel Torres Pereira, Argemiro Menco

 
Argemiro Menco, Jaime Arturo Martinez, Cristo Garcia Tapias, Hernando Socarràs, Miguel Torres Pereira

Hernando Socarrà, Miguel Torres Pereira, Ivàn Beltràn, Argemiro Menco