martes, 9 de agosto de 2011

Fotos Miguel Torres Pereira

Gabriel Garcia Marquez y Miguel Torres Pereira

Argemiro Menco mendoza, Mariana de Castro,Gonzalo Márquez y Miguel  Torres pereira

Argemiro Menco Mendoza,Gonzalo Márquez Cristo, Miguel Torres Pereira

En  Casa de Poesía Silva.  

Gonzalo marquez cristo, Miguel Torres Pereira

Gonzalo Márquez,  Miguel Torres, Argemiro Menco,Amparo Osorio

Jhon Junieles,Santiago Colorado, Gregorio Alvárez, Argemiro, Miguel Torres, René Arrieta y Margarita Vélez

Meira Del Mar y Miguel Torres

Miguel Torres Pereira y Hernando Socarrá

Miguel Torres Pereira y José Ramón Mercado

Miguel Torres, Jhon Junieles y René Arrieta.

Miguel Torres Pereira, Gonzalo Marquez Cristo. Lanzamiento Feria del Libro- Bogotá.

jueves, 4 de agosto de 2011

ESTACION DEL INSTANTE.

CRISTO GARCIA TAPIAS

Poeta, Escritor y Periodista. Nació en Chochó, Sucre, Colombia. Graduado en Filosofía y Letras, Especialista en Gerencia de Recursos Humanos; Diplomado en Finanzas y Seguros. Su poesía ha sido registrada en las siguientes antologías: Quien es quien en la poesía colombiana, Bogotá 1998; Poetas en abril, Medellín 1985; Poetas en el Camino, Sincelejo 1998; Poesía y Poetas de Sucre, Bogotá 1996; Antología de la Poesía Sucreña Contemporánea, Sincelejo 1996.

El Universal. Cartagena 30 Octubre 2008.

La poesía viene a ser esa aventura que confirma al hombre en su esencialidad y lo salva. Una sucesión de instantes que lo prolongan y devienen en la multiplicidad de presencias que lo circundan, definen y materializan.

Nada hay más sustantivo en el hombre que esa condición invisible que la poesía convoca y evoca. Y, como si no bastara el signo de la especie que lo connota, lo insta a reafirmarse en esa evocación como suprema manifestación de existencia.

Cuanto de íntimo y esencial tiene que exteriorizar el hombre, es a la poesía a la que le corresponde mediar en ese tránsito y erigirse en portadora de señales y signos de presencia avasalladora; de asombrosa figuración y realismo que de otra forma no sería dable saber ni conocer:

El milagro de este asombro
festeja signos y presencias
Yo descubro
en tu vientre el temblor de un yodo antiguo
un beso reiterado que esculpe la roca
en una orilla sin tiempo.
Y más acá del alma que en ella adquiere materialidad, conjugada en la poesía deviene la memoria, ese decir que ya no es pero que queda como huella indeleble del existir, de esa sucesión de instantes que no acaban de pasar en la perennidad del hombre. Ni lo dejan sucumbir en el ostracismo del ser:
Sucesión de instantes que callan
sus coordenadas fragorosas
Cuchillos que violentan cada sueño
en la garganta ancestral de este lamento.
Cuajada en la estación del desgarramiento y la pesadumbre, la poesía de Miguel Torres Pereira, Arjona, Bolívar, es ese presentido tránsito de lamentaciones que va por el hombre y, desde el hombre, proclama sus soledades y agonías; su noche prolongada hasta la nada, en la cual habrá de extinguirse:
Mamá cree que la noche apagará su lámpara
teme que la poca luz que aún queda en mis manos
la gasten las luciérnagas para pintar su abdomen
y la noche nos devore.
Pero si los finales, simbolizados en la luz que se extingue, en la noche que lo devora y devuelve a la pavura, son cantados con hondo lirismo por el poeta, no es menor la intensidad con la cual la génesis, el alumbramiento del hombre, la infancia en suma, eclosiona en la poesía íntima de Torres Pereira:
Infancia sagrada ungida con hierbas y asombros
festejada en el filo de la luz
con una ronda de pocas voces.
Porque cuanto de infancia que da en el hombre, sus primeros y definitorios celajes vitales, solo a la poesía le es permitida recobrarlos con vigoroso aliento.
Y todo, porque en infancia y poesía conjuga el hombre prodigiosa memoria contra el olvido, incluido el más perverso de todos los olvidos: el olvido de sí mismos.
Y como en las mitologías que preceden al hombre y lo anuncian, arde en la poesía de Miguel Torres Pereira el fuego que avivará la memoria y prevalecerá en él hasta el fin de los tiempos:
 Fue Prometeo jugando con los hombres
quien se atrevió a colocar en sus manos
el fuego
mi promesa de ceniza.
Ceniza que volverá a ser fuego y como en la mitología, alumbrara el renacer del hombre en la poesía.
Miguel Torres Pereira, Estación del Instante, Poesía, Común Presencia Editores, Bogotá 2007.

elversionista@yahoo.es